lunes, 24 de marzo de 2014

SI, AL POLVO MAÑANERO


¡Sí al polvo mañanero!


El sexo es un elixir que nos pone bellas, por dentro y por fuera.

El sexo genuino, como el ingrediente de un plato delicioso, pone al organismo en su punto. Y como la función vital que he insistido que es, éste aporta sus mejores beneficios a ciertas horas del día.
Eso lo corroboró un equipo de investigadores de la Queen’s University de Belfast, cuyos resultados divulgó la revista New Scientist.
De acuerdo con estos magos, el polvo matutino, practicado con juicio tres veces a la semana, trae consigo una serie de bondades que no pueden pasarse por alto.
Para empezar, la faena amatoria al despuntar el día mejora las defensas del organismo, lo cual es producto del sistemático aumento de las endorfinas y la reducción del estrés.
Por esa misma vía se mejora la función cardiaca, pues dilata las arterias, baja la presión arterial y la frecuencia cardiaca y hace que el corazón se oxigene mejor. Esto convierte a los polvos en un excelente rehabilitador cardiaco y pulmonar.
Como si fuera poco, resulta que las encamadas de verdad (con ganas, con goce) ayudan a perder peso; no puede ser de otro modo, toda vez que son un ejercicio integral, que mejora el metabolismo y regula el uso de grasas y azúcares. La hora, claro, cuenta: si se practica en las mañanas, cuando la temperatura del cuerpo está más baja, se potencian estos buenos efectos; este concepto se lo debemos a los deportistas de alto rendimiento, que por lo general entrenan madrugaditos.
Los gratos polvos tempraneros también mejoran los niveles de testosterona en hombres y en mujeres; esto permite que se produzca una especie de “reciclaje” y aumento de las ganas y una mejora en la calidad de los huesos.
Dejo para el final el que para algunas podrá ser el mejor estímulo: si sumamos un corazón funcionando bien, unos huesos fuertes, unas defensas elevadas, un peso ideal y unos músculos en su sitio, vamos a vernos y a sentirnos más bonitas. Y si a eso se agregan los ojos brillantes, la desenvoltura y la sonrisita de las mujeres bien atendidas, pues queda concluir que el sexo es un elixir que nos pone bellas, por dentro y por fuera. 
Hasta luego.

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